Wilhelm Steinitz nació el 18 de mayo de 1836 en Praga cuando la ciudad se encontraba bajo el dominio austriaco y falleció el 12 de agosto de 1900 en Nueva York. Desde muy joven mostró unas tremendas ganas de triunfar en el ajedrez, pero su fuerte y huraño carácter le trajo en muchas ocasiones problemas.
Es cierto que su irascibilidad y mal humor fue célebre en su época, provocando que dentro del mundo ajedrecista se ganase unas cuantas enemistades (ver artículo la sátira del Dr. Tarrasch). En este artículo encontraréis algunas anécdotas y curiosidades sobre el que es considerado como el primer campeón del mundo oficial de ajedrez.
Curiosidades sobre Steinitz
Steinitz tenía tal convicción sobre su capacidad y superioridad sobre el tablero que, en cierta ocasión y ante un grupo de fervientes seguidores, llegó a decir la siguiente frase: ”Si me dan salida y peón, ni Dios me gana.”
En otra ocasión, Steinitz fue víctima propiciatoria de su propia socarronería con un aficionado, no muy ducho en el juego, que se empecinaba en jugar al ajedrez y que todos los días acudía a la cafetería donde se juntaban varios maestros de la época. Siempre terminaba jugando una partida contra el campeón del mundo apostando medio soberano, dinero que de forma ineludible siempre perdía. Llegado un momento y después de semanas ganando día tras día al infeliz aficionado, los amigos de Steinitz le recomendaron que, para que el aficionado no se desanimase y terminase por dejar de acudir a la cafetería, se dejase ganar de vez en cuando.
El campeón escuchó la recomendación y al día siguiente decidió tirar la partida y dejarse ganar. El caso es que cuando, solemnemente, le hizo entrega de su medio soberano al aficionado, este no pudo controlar su júbilo y se fue del café gritando: ”¡Por fin, por fin! ¡Ya he conseguido mi sueño glorioso de ganar al ajedrez a un campeón!” Y desde ese mismo día el aficionado no volvió a pasar por la cafetería.
En otra oportunidad, Steinitz se desplazaba en tren hacia un importante torneo de ajedrez y durante el viaje entabló conversación con un comerciante que iba acompañado por su hija de ocho años. Llegado un punto de la conversación, la niña le preguntó a Steinitz: ”¿Pero todavía juega usted al ajedrez? Es usted demasiado mayor para hacerlo, yo jugaba cuando era pequeña, pero ya no lo hago.”
Otra muestra de la arrogancia de Steinitz se produjo cuando un periodista le pregunto sobre si esperaba alzarse campeón de un torneo de ajedrez donde se iban a dar cita los mejores maestros del momento. Esta fue su respuesta: ”Ciertamente tengo una importante ventaja sobre el resto de contendientes, yo voy a ser el único que no tendrá que verse cara a cara contra Steinitz.”
En cierta oportunidad, Steinitz se encontraba disputando una partida de ajedrez contra un inglés al que había dado un caballo de ventaja, poniendo en juego además una apuesta de una libra esterlina. En cada ocasión que el jugador inglés se disponía a hacer una mala jugada, éste era prevenido por un amigo suyo que, de forma disimulada, le daba un ligero toque con el pie. Llegado un momento determinado, el campeón se encontraba totalmente perdido si el inglés jugaba su alfil, pero cuando éste se disponía a coger dicha pieza, Steinitz, que se había dado cuenta de la trampa, le propinó un golpecillo con el pie y, de forma instantánea, el inglés cogió otra pieza y realizó una jugada errónea que le costó la partida.
Cuando el amigo le preguntó al inglés por qué no le había hecho caso, Steinitz dijo con gran notoriedad: ”¡Ah! Ahora entiendo la intención de esos misteriosos avisos que yo también he recibido… no obstante, en el futuro me abstendré de hacer caso de los mismos.”
Por último, si queréis conocer algo más sobre este curioso ajedrecista, os emplazo a que visitéis este enlace donde Javier Cordero hace una artículo muy interesante sobre la vida de Steinitz.
2 comentarios:
Interesante articulo.
Se agradece el articulo, realmente entretenido.
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