Los finales de alfil junto con los finales de torre constituyen una de las secciones más difíciles de la teoría del ajedrez en esta crucial fase del juego. Por fortuna, a lo largo del tiempo se han ido determinando un buen número de principios generales que sirven de ayuda al ajedrecista a enfrentarse a este tipo de finales en medio de su alta complejidad.
El objetivo de este artículo y de otros que le seguirán, es dar a conocer estas reglas y principios. Empezaré a trabajar en este tema con los finales de alfil contra peones, finales a los que pretendo dedicar dos artículos.
Efecto borde del tablero
Uno de los primeros elementos de este tipo de finales que hay que destacar es el llamado efecto borde del tablero. En concreto nos referimos al hecho de que el color de la esquina en la que corona el peón sea distinto al de las casillas por las que se mueve el alfil de su mismo bando, como es el caso del siguiente ejemplo correspondiente a un sencillo estudio de Troitzky.
En posiciones similares a la del estudio, si el rey negro consigue llegar al rincón h8 conseguirá tablas, es crucial conocer esta circunstancia en este tipo de finales, ya que a pesar de la gran desventaja de material del bando débil, existen muchas posibilidades de que este bando consiga entablar la partida. De hecho, si nos basamos en el ejemplo anterior y es el negro el que juega, las tablas llegan de manera sencilla tras 1…Rf7.
No obstante el blanco puede imponerse si son ellos los que tienen la mano. Para vencer debe constituir una pantalla que resulta imprescindible conocer por su gran utilidad práctica. Las blancas ganan de la siguiente manera:
1.Ae6! Re7 2.h6 Rf6 3.Af5! Rf7 4.Ah7! Rf6 5.Rf4 y las blancas se imponen sin mayor dificultad.
Finales de alfil contra peón
Por norma, la parte fuerte de este tipo de finales será, como es lógico, el bando con peones, ya que alfil y rey por sí mismos no son capaces de dar mate.
El alfil se trata de una pieza de largo alcance, para parar un peón le basta atacar una casilla por la que deba pasar dicho peón. Esto quiere decir que este tipo de posiciones por lo general son tablas. Solo se impone el peón, cuando su rey puede impedir que el alfil contrario alcance alguna de las diagonales de intercepción. Veamos un sencillo ejemplo.
Después de 1.Rd4! Aa4 2.Rc3 el negro no puede parar el peón de ninguna forma. Es fácil notar que el rey negro obstaculiza la acción de su propio alfil. Este tipo de detalles es crucial en estos finales, por lo que la colaboración del equipo rey-alfil constituye otro de sus elementos destacables.
Finales de alfil contra dos peones
Por norma estos finales también son tablas existiendo algunos casos particulares.
Alfil contra dos peones doblados
Si los peones están doblados solo es posible ganar si el rey no puede ayudar a su alfil quedando fuera de la lucha como es el caso del siguiente ejemplo.
Es fácil comprobar que la posición es tablas si es el negro el que juega. Pero si son las blancas las que realizan el primer movimiento la cosa cambia, el rey blanco puede impedir a su homónimo acercarse a la lucha con los movimientos 1.Rd7!, 2.f7 y 3.Re8.
Cabe destacar que si los peones fueran de torre, el rey negro puede encontrarse lejos y llegar a tiempo de conseguir tablas gracias al efecto borde del tablero. Os dejo un ejemplo para que lo resolváis vosotros mismos.
Alfil contra dos peones ligados
Si los dos peones están ligados, también es bastante que el alfil pueda detenerlos siempre que su rey pueda tomar parte en la lucha contra los peones. En la siguiente posición vemos un ejemplo donde ocurre lo dicho incluso con los peones en sexta.
Después de 1.Ad4 las tablas son claras (también se consiguen tablas con 1.Ae5+).
De lo que el ajedrecista debe ser consciente es que el alfil ocupa la diagonal buena, para ello basta comprobar que la jugada 1.Ah6? da la victoria a las negras. Como ejercicio os dejo reflexionar sobre la diferencia que existe entre ambas diagonales.
Debido a esto podemos establecer que la participación de los reyes en este tipo de finales es crucial, determinando quien tiene la ventaja posicional. Si el bando débil tiene a su rey alejado de la lucha, puede llegar a perder incluso con los peones en cuarta.
A continuación os dejo una posición con los peones en quinta.
El blanco consigue tablas de la siguiente manera: 1.Ae5 f3 2.Ag3 Rd5 3.Rd7 (el objetivo es atacar el peón retrasado, es decir, el más cercano al rey) 3…Re4 4.Re6 Re3 5.Rf5 y las tablas son claras.
Como ejercicio podéis comprobar que si el alfil se encontrase en cualquiera de las casillas que he marcado en azul, las blancas perderían.
Otra circunstancia relevante aparece si trasladásemos los reyes a la columna “b”, lo que llevaría a que el blanco perdiese ya que f5 estaría un tiempo más lejos del rey y e3 permanece a la misma distancia para el rey negro.
Como norma general, lo mejor para el bando fuerte en uf final de alfil contra peones ligados es avanzar primero aquel peón que se coloca en la casilla del mismo color que la del alfil rival.
Alfil contra dos peones aislados
Para conseguir tablas en este tipo de posiciones, resulta muy importante que se repartan rey y alfil las tareas defensivas en su lucha contra los peones de forma adecuada.
La regla general es que el alfil luche por detener el peón que apoya el rey enemigo y que el rey se encamine a por el otro peón. A continuación podemos ver un didáctico ejemplo.
1.Re6! (las blancas no pueden demorarse, os dejo como ejercicio que comprobéis que 1.Af1 en directo pierde) 1…g6 Af1 y el rey ya solo tiene que ir a capturar el peón c.
En este tipo de finales y para el bando que dispone de los peones aislados, la distancia más favorable entre los mismos es de dos, cuatro o más columnas. Cuando la coordinación entre rey y alfil es mala, la derrota puede llegar como podréis apreciar si resolvéis este ejercicio.
En artículos posteriores continuaré hablando de los finales de alfil contra peones, en este caso con tres o más peones. En los comentarios podéis dejar la solución a las posiciones que os he dejado como ejercicio.
1 comentarios:
Muy bueno.
Muchas gracias.
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