El 17 de octubre de 1956, un chaval de 13 años llamado Robert James Fischer disputó con las piezas negras una partida de ajedrez memorable contra el MI estadounidense Donald Byrne. Ya en aquel entonces se podía presentir que en los Estados Unidos había un niño que algún día podría ser capaz de acabar con la supremacía ajedrecística de la URSS.
Por cierto, Fischer no incluyó esta joya de partida en su libro "Mis 60 partidas más memorables".
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